por Jinderson Quiroz
¿Han oído
hablar de esas historias donde misteriosos barcos desaparecen en la nada, como
por arte de magia? Pues bien, algo parecido sucedió por allá en el año 1988 con
el remolcador “Doña Yolanda” propiedad de la empresa Terminales Maracaibo, naviera
nacionalizada hace poco por PDVSA. En aquella oportunidad nueve tripulantes
venezolanos fueron llamados de manera imprevista para realizar un trabajo que
no estaba programado, curiosamente solo embarcaron tres empleados fijos de la
empresa: el capitán de la nave, un maquinista y un segundo marino. Los detalles
del viaje se han ido perdiendo con el transcurrir del tiempo, pero lo que sí se sabe es que el recorrido
contemplaba casi un mes de navegación por el Caribe.
La última vez
que la tripulación se comunicó fue un día jueves a finales marzo, aparentemente
en medio de una tempestad, cuando ya venían de regreso, habiendo zarpado desde
Panamá con destino a Maracaibo; al siguiente día no hubo noticias, y para el
día sábado ya se notaban impacientes los dueños de la empresa, quienes hacían
esfuerzos para ubicar la nave mediante el uso de aeroplanos; finalmente,
transcurridos tres días, un domingo de ramos, es oficialmente declarado como
extraviado el remolcador.
Según un aviso
publicado a principios de abril de 1988 en un diario colombiano, el remolcador transportaba
gran cantidad de monitores y terminales de comunicación. Lamentablemente la
nave nunca apareció, al igual que su carga y sus tripulantes, muy a pesar de
los esfuerzos llevados a cabo por los expertos contratados para tal fin. Apenas
pudo recuperarse lo que pareció ser un remo en los límites entre Colombia y
Panamá, y un bote salvavidas frente a las costas del istmo, el cual fue
plenamente identificado gracias a la placa demarcada con el número 716708.
Muchas
especulaciones surgieron a raíz del suceso, especialmente por lo poco que
extrañamente pudo rescatarse de la nave. Nunca apareció un cuerpo, ni tampoco la
más mínima porción de la mercancía. ¿Acaso fueron atacados por narcotraficantes?
¿La tripulación tuvo algo que ver con la desaparición, o simplemente fueron
víctimas de una tormenta? ¿Los propietarios expresaron todo lo que sabían? Lo
cierto es que nueve familias zulianas quedaron sumidas en la más profunda
tristeza, con una incógnita que muy probablemente jamás será develada.
Este artículo fue publicado el martes 29 de Abril del 2014, en mi columna semanal "Secretos Ocultos de Maracaibo" del diario La Verdad.