De repente siento un olor que me recuerda mi infancia, fuerte, penetrante… Luego, unos pasos firmes y apresurados, pum! pum! pum! Como si alguien estuviera siendo perseguido, pum! pum! pum!
Al instante el olor merma, no del todo, pero merma. Me atrevo a salir del cuarto. Detallo. Efectivamente, a mi esposa se le quemaban las arepas. Solo algunas lograron salvarse.